Cuando hablamos de café, podemos distinguir dos principales especies: Arábica (Coffea arabica) y Robusta (Coffea canephora).
La especie Arábica es ampliamente reconocida por su calidad superior en taza. Destaca por su sabor complejo, con mayor dulzura y una acidez bien percibida, características que suelen ser muy apreciadas por los amantes del café de especialidad. Este tipo de grano puede ofrecer una amplia variedad de aromas y sabores, desde notas de chocolate, caramelo y frutos secos hasta matices florales, frutales y especiados.
Además, dentro de la especie Arábica existen diversas variedades, como Bourbon, Caturra o Pacas, cada una con sus particularidades. Una forma de identificarla es observando sus granos, que suelen ser más alargados y tienen un surco central en forma de "S".
Por otro lado, la especie Robusta tiene características que la hacen más resistente y fácil de cultivar. Este tipo de café es menos exigente en cuanto a condiciones climáticas y es más resistente a enfermedades, lo que facilita su producción en terrenos llanos y con mayor densidad de plantas por hectárea. Esto, a su vez, reduce los costos de cultivo, convirtiendo al Robusta en una opción más económica. Si disfrutas del café instantáneo, probablemente ya has probado esta especie, ya que es el grano más utilizado para blends y cafés solubles debido a su precio accesible.
Una de las características más distintivas del Robusta es su alto contenido de cafeína, que puede ser hasta un 45% mayor que el del Arábica, contribuyendo a un sabor más fuerte y amargo. Además, los granos de Robusta suelen ser más redondos y tienen un surco central recto, lo que facilita su identificación.
En resumen, mientras que el Arábica se valora por su complejidad y sabor refinado, el Robusta se destaca por su practicidad y su resistencia, ofreciendo opciones para todo tipo de consumidores y necesidades del mercado.
