El café en grano ofrece una rica diversidad de notas de sabor y aromas que reflejan su origen, proceso de beneficio y tostado. Entre las más destacadas están las florales (jazmín, lavanda), frutales (cítricos como naranja o frutas tropicales como mango), dulces (caramelo, miel, chocolate), y especiadas (canela, cardamomo). También se encuentran matices herbales (té verde, menta), terrosos (típicos de regiones asiáticas) y de frutos secos (almendra, avellana).
Los cafés de tostado oscuro resaltan notas ahumadas y amargas, mientras que los tostados ligeros conservan una acidez brillante y características vinosas, comunes en cafés africanos y latinoamericanos. Estas complejidades dependen del cultivo, el tipo de suelo, la altitud, el clima y el método de procesamiento (lavado, natural o honey), además de las técnicas de tostado.
Las notas de sabor no son añadidas, sino expresiones naturales que evocan recuerdos sensoriales como chocolate, frutas o especias, fruto de un proceso de cultivo y tostión artesanal que potencia las cualidades únicas de cada grano. Cada taza de café es una experiencia sensorial que refleja el cuidado y la calidad excepcional de su origen, conectando a quien lo disfruta con una historia de tradición y maestría.
